18 de mayo de 2025
Bajo el hielo de la Antártica, un ecosistema microscópico pero de vital importancia para el equilibrio ambiental enfrenta una amenaza silenciosa. El estudio internacional "Advocating microbial diversity conservation in Antarctica" (Defensa de la conservación de la diversidad microbiana en la Antártica), publicado recientemente en la revista npj Biodiversity, advierte que el cambio climático, la contaminación y el turismo están alterando la biodiversidad microbiana del Continente Blanco, sin que las estrategias de conservación actuales consideren adecuadamente este impacto humano.
"El estudio resalta la importancia de la diversidad microbiana en la Antártica y su papel clave en el ciclo de nutrientes, la fijación de carbono y la resiliencia de los ecosistemas extremos. Hay evidencias de que los impactos antropogénicos, el cambio climático y el turismo pueden alterar la composición microbiana y promover la llegada de especies no autóctonas", explica Aparna Banerjee, investigadora de la Universidad Autónoma de Chile, sede Talca, miembro del Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN) y autora principal del artículo.
Por su parte, Marcelo González, investigador del Instituto Antártico Chileno (INACH) y coautor resalta: "Este trabajo es una revisión que actualiza el conocimiento y la importancia de los microorganismos extremófilos, que en algunos casos son explotados de forma biotecnológica. Esta revisión permite visibilizar este componente clave de los ecosistemas antárticos y que la mayoría de las veces se pasa al costado."
Aunque diminutos en tamaño, los microorganismos antárticos desempeñan una función fundamental en el ecosistema polar. Regulan procesos biogeoquímicos esenciales, sirven como indicadores del cambio climático y tienen un alto potencial biotecnológico, con aplicaciones en biorremediación, desarrollo de antibióticos y bioplásticos. "Los microorganismos producen compuestos como enzimas y moléculas, que pueden tener aplicaciones en la industria, la medicina y la agricultura, como la producción de antibióticos, bioplásticos o tratamientos anticongelantes", afirma González.
La Dra. Banerjee es la investigadora principal del proyecto "Polisacáridos bioactivos de bacterias poliextremófilas de la isla Decepción como posibles aditivos alimentarios", financiado por el INACH (RT_24-21). Su investigación analiza la biogeoquímica de las fumarolas de la isla Decepción y la dinámica microbiana en condiciones extremas, con énfasis en la producción de polisacáridos funcionales para la industria alimentaria. "Seguimos impulsando investigaciones en biodiversidad microbiana antártica y su relación con el cambio climático, con el fin de comprender mejor la resiliencia de estos ecosistemas y su potencial aplicación en distintas áreas biotecnológicas", agrega Banerjee.
Actividad humana y biodiversidad en miniatura
El aumento de las actividades humanas en la región representa una amenaza para las comunidades microbianas al introducir especies no autóctonas, contaminantes químicos y perturbaciones físicas en hábitats frágiles.
El estudio afirma que "el crecimiento del turismo, aunque beneficioso por razones educativas y económicas, plantea importantes retos debido a la contaminación biológica y química. A pesar de los esfuerzos realizados en el marco del Sistema del Tratado Antártico para proteger la región, existe una necesidad crítica de mejorar las medidas dirigidas específicamente a la conservación microbiana." En este sentido, en el artículo se plantea la necesidad de aplicar estrategias como medidas estrictas de bioseguridad, prácticas turísticas sostenibles y programas integrales de vigilancia. La actividad turística, en particular, puede alterar la composición microbiana, facilitar la dispersión de microorganismos oportunistas y afectar procesos ecológicos vitales.
"Si bien el Sistema del Tratado Antártico establece regulaciones para minimizar estos impactos, aún no existen protocolos específicos para monitorear el efecto del turismo en la diversidad microbiana. Para proteger estos ecosistemas únicos, es crucial implementar medidas más estrictas de bioseguridad, monitoreo ambiental y regulación del acceso a zonas vulnerables y zonas ricas en biodiversidad microbiana, garantizando un equilibrio entre la exploración científica, el turismo responsable y la conservación de la microbiota antártica", afirma Banerjee.
El estudio propone fortalecer la cooperación internacional y los marcos de políticas de conservación, mejorar la infraestructura y equipamiento de los laboratorios microbiológicos en la región, y fomentar bases de datos colaborativas que permitan un monitoreo más preciso de la biodiversidad microbiana. Además, se destaca la necesidad de promover prácticas de turismo sostenible que minimicen la huella ecológica y de incrementar el financiamiento para la investigación en microbiología antártica a nivel global.
También pone en valor la necesidad de otorgar mayor importancia a las Zonas Antárticas Especialmente Protegidas (ZAEP) que buscan conservar los valores ecológicos, científicos y estéticos del continente, limitando las actividades humanas en ciertas áreas claves para la conservación.
En el estudio participaron especialistas de Brasil, Estados Unidos, Italia, China y Chile; además de los ya mencionados, también aportaron Natalia Fierro y Paris Lavín de la Universidad de Antofagasta. Esta diversidad de investigadores resalta la importancia del trabajo colaborativo: "La colaboración internacional promueve el intercambio de conocimientos y experiencias entre investigadores de diferentes países, lo que enriquece la investigación y fomenta la innovación. Además, facilita el acceso a recursos y tecnologías que pueden no estar disponibles a nivel nacional", señala González.
El INACH es un organismo técnico del Ministerio de Relaciones Exteriores con plena autonomía en todo lo relacionado con asuntos antárticos de carácter científico, tecnológico y de difusión. El INACH cumple con la Política Antártica Nacional incentivando el desarrollo de la investigación de excelencia, participando efectivamente en el Sistema del Tratado Antártico y foros relacionados, fortaleciendo a Magallanes como puerta de entrada al Continente Blanco y realizando acciones de divulgación del conocimiento antártico en la ciudadanía. El INACH organiza el Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN).
La medida rige desde el 15 de mayo entre las regiones de Atacama y Magallanes, a fin de proteger a la población de eventuales desbordes de caudales.
La medida rige desde el 15 de mayo entre las regiones de Atacama y Magallanes, a fin de proteger a la población de eventuales desbordes de caudales.